Como muchos sabéis, aparte de mi labor como Terapeuta en el Centro Psicológico Aljarafe, formo parte, como Orientador, del Proyecto de la Escuela Infantil Pulgarcito en Tomares.
Nos consideramos una Escuela Integrativa vinculada siempre al mundo de las artes y es por eso que la Música, el Teatro, la Literatura y la Pintura tienen un lugar destacado en nuestro Proyecto.
Una de las actividades de la que nos sentimos más orgullosos es el Taller de Pintura, conducido por Encarna Hidalgo, Licenciada en Bellas Artes y toda una experta en transmitir a los niños la pasión y el placer por esta disciplina artística. Está pensado para alumnos/as mayores de 3 años y eso nos ha permitido seguir en contacto con muchos de “nuestros niños” que han continuado vinculados a su Cole Pulgarcito por las tardes.
Hace unos meses, en la “antigua normalidad”, cuando dejaba a mi hija de 5 años en el Taller, escuché como Encarna introducía la clase con una frase que me llamó la atención: “Pintar es pensar”.
Se me ocurrieron algunas reflexiones y las quiero compartir en este escrito.
Uno de los deseos que solemos tener los padres es que nuestros hijos aprendan a pensar por sí mismos, para lo que resulta necesario crear los puentes necesarios entre su mundo interno y la realidad externa. Ello les permitirá experimentar, probar, jugar con lo que sienten, sin censuras ni injerencias, conquistando un espacio propio, genuino y singular, eliminando barreras y temores, expresando así, y dándole forma y por tanto valor, a lo esencial de sí mismos. Por eso pintar es pensar, apropiarse de uno mismo abriendo procesos mentales, que dibujen un arcoíris de imaginación, creatividad y fantasía, que son los pilares básicos de todas las Inteligencias.
Si buscamos otro ángulo de visión podemos decir que pintar favorece los procesos intermediarios, de reflexión y planificación. Mucho se habla últimamente de que los niños y niñas de estas generaciones tienen mucha tendencia al placer inmediato y a la descarga sin mediación simbólica. Tal vez tengamos que ayudar a los niños a cultivar la paciencia, la espera, la tolerancia a la frustración, la atención y la concentración. Veamos el siguiente esquema:
Sentir—–pensar—–actuar
Estimular el pensamiento pasaría por darle primero lugar al sentir, a la emoción que nos conecta con lo que somos y vivimos, para después buscar el medio adecuado de expresión.
Por eso pintar es pensar, conquistar el placer de representar, de poner nuestros sentidos y recursos psíquicos al servicio de la elaboración, integración y procesamiento de un impulso que a veces no sabemos de dónde viene y que pide a gritos que lo escuchemos y transformemos en Arte.
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